Como el calendario es un monstruo voraz, ya nos hemos adentrado en marzo, vaya casi lo hemos concluido y aunque el clima no siempre acompaña, oficialmente ya estamos en primavera. La luz y el aire tienen ese aroma nuevo y aparecerán las flores (y las alergias) y casi la mitad de la población dirá sentirse más cansada (por la astenia primaveral) y algunos pacientes se sentirán peor.
¿Por qué afecta la primavera a la salud psíquica? Parece una contradicción, ya que la primavera es una estación alegre: la temperatura se suaviza, las hojas y flores de los árboles vuelven a crecer y pintan de nuevo el paisaje después del invierno.
Además en nuestra cultura, la primavera hace referencia a los conceptos de renacer, renovación y juventud. Pensemos como está representada en la literatura o en el arte, dos ejemplos:
Con Quevedo en Primavera, (Pablo Neruda)
Todo ha florecido en
estos campos, manzanos,
azules titubeantes, malezas amarillas,
y entre la hierba verde viven las amapolas.
El cielo inextinguible, el aire nuevo
de cada día, el tácito fulgor,
regalo de una extensa primavera.
Sólo no hay primavera en mi recinto.
Enfermedades, besos desquiciados,
como yedras de iglesia se pegaron
a las ventanas negras de mi vida
y el sólo amor no basta, ni el salvaje
y extenso aroma de la primavera.
A pesar de ello, en la gloriosa primavera casi el cincuenta por ciento de la población, especialmente las mujeres perciben un estado de cansancio y fatiga, que afortunadamente es transitorio. A esto se la ha llamado desde tiempo inmemorial astenia primaveral, pero no se le considera un cuadro clínico que implique algún tipo de tratamiento (a pesar de las múltiples ofertas de compuestos vitamínicos que se recomiendan en farmacias y páginas web, amén de consejos de sentido común).
No obstante, muchos pacientes experimentan empeoramientos sino recaídas del trastorno que padecen, especialmente en los cuadros afectivos: trastorno bipolar y depresión recurrente y también en algunos de los trastornos de ansiedad, como el trastorno de crisis de pánico. También en aquellas personas que estén en tratamiento pueden presentar un retroceso en su fase de mejoría, que en muchas ocasiones nos obligará a realizar algún ajuste en su tratamiento, con el consiguiente sentimiento de “ir a peor”.
Se ha postulado que la fisiopatogenia tanto de la astenia primaveral, como de las recidivas esté producida por una disminución de las beta-endorfinas circulantes, y que dicho decremento sea debido a la tardanza de nuestro organismo en adaptar el reloj biológico a las nuevas condiciones de luminosidad, temperatura, humedad y presión atmosférica.
De entre todos los trastornos de índole psíquica, la ansiedad y la depresión son los más sensibles a la meteorología, es decir a los cambios de tiempo climático. Sabemos estadísticamente que en primavera y otoño aumentan los casos de depresión y también son más frecuentes los ataques de pánico e incluso algún tipo de tentativa de suicidio. Esto no es igual en todas partes, por ejemplo, estudios recientes han descrito que en un país como Japón, las complicaciones y empeoramiento estacional es más frecuente en verano.