En un artículo reciente publicado en la revista Adicction se alerta acerca de la relación entre el consumo de alcohol y cáncer.
Parece ser que existe una clara evidencia epidemiológica que respalda la relación causa-efecto entre el consumo de alcohol y tumores malignos de:
- Bucofaringe
- Laringe
- Esófago
- Hígado
- Colon
- Recto
- Mama (en mujeres)
Además existe una interacción muy conocida entre alcohol y tabaquismo por lo que se produce un efecto multiplicador del riesgo.
El riesgo que representa el consumo, según los epidemiólogos es:
- Riesgo relativo de 4 a 7 veces superior para consumo por encima de 50 gramos/día de alcohol para el cáncer de boca, faringe y esófago.
- Riesgo relativo de 1,5 veces superior con igual consumo para cáncer colorrectal, cáncer de hígado y cáncer de mama.
Señalan los expertos que las estimaciones actuales indican que los tipos de cáncer atribuibles al alcohol en las siete zonas afectadas por cáncer pueden constituir 5,8% de todas las muertes por cáncer en todo el mundo.
La industria del alcohol tiene mucho en juego, lo cual, a su vez, conduce a «información errónea» que desvirtúa los hallazgos de la investigación y contradice los mensajes de salud pública basados en evidencia.
Y tampoco hay que olvidar los nefastos efectos del alcohol sobre el sistema nervioso central:
En el cerebro y sistema nervioso:
- Afectación de las funciones cerebrales, primero a las emociones provocando cambios súbitos de humor, y también alteración en los procesos de pensamiento y juicio. También afectación del control motor, produciendo disartria (deficiente pronunciación al hablar), reacciones mas lentas y pérdida de equilibrio.
- Alteración de la estructura y función de los neurotransmisores, ello a su vez conlleva:
- disminución de la alerta
- reflejos retardados
- cambios en la visión
- pérdida de la coordinación muscular
- temblores generalizados
- trastornos sensoperceptivos
- afectación de la memoria
- alteración de la concentración.
- El daño que produce el alcohol en las células cerebrales así como en el sistema nervioso periférico es de tipo irreversible. Estos efectos se hacen más acusados en fases avanzadas de consumo y adicción.
- Disminución de la absorción de vitaminas del complejo B (especialmente la B1) puede llevar a la enfermedad de Wernicke-Korsakoff que provoca alteraciones en sentimientos, pensamientos y memoria de los pacientes. Los afectados confunden la realidad con sus fabulaciones.
- Alteración del ritmo de sueño, generando a su vez estado de fatiga y de no recuperación del organismo, con lo que se agrava cualquier situación a nivel central.
- La mayoría de sus efectos dependen del grado de consumo, los centros superiores como los del habla y de la capacidad de juicio se deprimen antes, si se continua con un consumo elevado se alteran otros centros como el respiratorio y los reflejos espinales.
Consecuencias del consumo de alcohol por su afectación cerebral:
- Todos estas pérdida de función cerebral hace que el el alcohol sea el responsable de más del 73% de los accidentes con víctimas mortales.
- Las personas que tienen problemas con el consumo de alcohol presentan una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades, ya hemos mencionado la enfermedad por déficit de vitamina B1, pero sin llegar a este cuadro tan singular existe una disfunción cognitiva. En algunos casos, tras una ingesta en cantidad abundante pueden producirse períodos de amnesia, con alteración profunda de la memoria y la conciencia de diversa durantación (minutos hasta días).
- Los pacientes con trastornos por adicción al alcohol es muy frecuente que presenten síntomas depresivos, especialmente irritabilidad y disforia, y muchos de ellos auténticos trastornos depresivos. En la mayoría de los casos se aíslan de su entorno social, viviendo situaciones graves de crisis tanto en el ámbito familiar, como en el laboral.