Al redactar el texto sobre la ansiedad generalizada busqué una frase o proverbio que corroborara la idea que la preocupación excesiva de nada vale, y que a veces es mucho peor el miedo por aquello que puede acontecer, que cuando realmente sucede lo que tememos.
Cuando sucede aquello que tememos o hemos temido, nos enfrentamos a ello sin remedio y sin posibilidad de huir o de darle mas vueltas a la cosa. Entonces, lo habitual es que hagamos lo necesario, ejecutemos lo preciso (si algo hay que hacer) y si nada está en nuestras manos afrontemos lo inevitable con mayor entereza que la que -en nuestras ideas de infravaloración de nosotros mismos- suponíamos que teníamos (o menor dicho, que no teníamos).
Pues bien, ya mencioné en la entrada anterior la frase del filósofo greco-latino Epícteto, aunque no se conserva su trabajo y pensamientos escritos por él, sí que disponemos de los aforismos sobre ética que recogió su discípulo Flavio Arriano. Epícteto como miembro de la doctrina estoica, afirmaba que la felicidad era producto de la virtud, y esta virtud se podía concretar en vivir la vida acorde a la razón.
En muchas ocasiones hay pacientes que piden que les aconseje sobre libros de autoayuda, normalmente les disuado de la idea y les recomiendo que lean una buena novela de un buen escritor. Pero, ahí va una pequeña contribución a la “autoayuda”, en forma de aforismos de este estoico que vivió casi dos mil años atrás, entre los siglos I y II.
Sobre la forma de vivir:
- “No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz”
Esta idea me parece la base de la aceptación de la realidad. Si bien no es cierto que todo lo que se produce o nos sucede en la vida nos va a hacer feliz ¿no es así? La muerte de un ser querido, o que suframos una enfermedad grave difícilmente nos colmará de felicidad. Pero es cierto que suceden estas cosas, y el primer requisito para afrontarlas es aceptar (que remedio queda) que pasan, desde una perspectiva madura.
Con ello no quiero entrar en el mensaje cándidamente optimisma de que “todo es bueno y es una oportunidad de cambio”. Nos pasan cosas, buenas algunas, regulares la mayoría, y malas, por no decir muy malas, también. Y hay que lidiar con ellas.
- “Elige la mejor manera de vivir; la costumbre te la hará agradable”
- “¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho”
Este último aforismo me gusta especialmente. Para mí romper las cadenas significa tener un criterio libre, no vivir adocenado por lo que pensarán de nosotros e intentar que nosotros mismos seamos los jueces de nuestra conducta. Pero hacerlo sin menoscabar la dignidad de los demás, “de igual a igual”.
Sobre la responsabilidad:
- “Acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo, demuestra que la educación ha comenzado”
Resumiendo, somos los dueños de nuestra vida, debemos llevar el timón siempre, o al menos intentarlo con todas nuestras fuerzas.
Sobre los juicios de valor:
- “El error del anciano es que pretende enjuiciar el hoy con el criterio del ayer”
¿Quién a partir de cierta edad no ha caído en este error? Cualquier tiempo pasado fue mejor, no… simplemente fue. Lo vivimos, aprendimos y nos adaptamos a nuestro tiempo, pero van cambiando cosas. Ni todo lo bueno es malo ni tampoco magnífico, por supuesto. Pero es importante “ponerse en situación”.
Sobre los deseos, metas y objetivos:
- “La felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear nada, pues consiste en ser libre”
- “Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti”
Ambos en la misma línea, desear cosas que no dependen de uno es una fuente continua de insatisfacción. Pero sí que hay que anhelar, ponerse metas y objetivos ¿verdad?
Sobre depender de la opinión de los demás:
- “¿Qué ganarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte? Pues bien, imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan tus enemigos”
- “Si dicen mal de ti con fundamento, corrígete; de lo contrario, échate a reír”
- “Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino las opiniones acerca de las cosas”
- “Cuando hayas de sentenciar procura olvidar a los litigantes y acordarte sólo de la causa”
Cuatro pensamientos especialmente dedicados a aquellos que fundamentan su autoestima en la opinión de los demás. Nunca nadie ha conseguido la aprobación y el aplauso universal, ni artista, ni líder religioso, ni político… ¿por qué nos empeñamos en un objetivo inalcanzable?
Sobre los miedos:
- “La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte”
- “No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”
Dedicado especialmente para las personas que por todo se preocupan, personalidades de base ansiosa o que sufren un trastorno de ansiedad generalizada.