El trastorno de personalidad paranoide se define como un patrón persistente de desconfianza, suspicacia y susceptibilidad hacia los otros, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas.
Pero ante todo, ¿cuál es el significado de la palabra paranoide? Según la RAE:
paranoide
- adj. Psicología y Psiquiatría: Que tiene rasgos paranoicos atenuados.
- adj. Psicología y Psiquiatría: Perteneciente o relativo a la persona paranoide.
paranoia
Del latín científico paranoia, y este del griego παράνοια paránoia ‘locura’, derivado de παράνοος paránoos ‘demente’.
- f. Psicología y Psiquiatría: Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas.
Esta particular forma de ser se desarrolla habitualmente al inicio de la edad adulta, la epidemiología nos indica que puede afectar ente el 0,5 hasta casi el 2,5% de la población (según estudios) y posiblemente sea más frecuente en el sexo masculino.
Estos pacientes presentan una desconfianza injustificada y excesiva ante todo. Creen que las otras personas sólo quieren perjudicarles o humillarles, creyéndose objeto de las intencionales malévolas de la gente. Así, dudan de la buena voluntad o de la lealtad de las personas, incluso de sus familiares y amigos. No suelen confiar en nadie o a lo sumo en el cónyuge o alguna persona muy cercana, pero siempre están prestos a cuestionar su lealtad y sus intenciones, ya que no acaban de creerse que alguien no les quiera perjudicar. Tienden a ver conspiraciones en todo, teniendo en suma una visión muy negativa del género humano.
En ocasiones la personalidad paranoide desconfía de la fidelidad de su cónyuge, sin ningún tipo de pruebas o basándose en débiles indicios como la amabilidad o cortesía en el trato que otras personas le dan a su pareja. Entonces pueden desarrollarse celos patológicos.
Por otra parte, este tipo de personalidades son tremendamente hipersensibles ante la menor posibilidad de rechazo y también ante las críticas (aunque sean pequeñas, constructivas o justificadas), es decir no presentan la menor autocrítica, siendo muy rencorosos ante las ofensas o menosprecios que han recibido (o creen haber recibido).
En contraposición a esta percepción negativa de los otros, las personas con trastorno paranoide de la personalidad suelen tener un concepto elevado (incluso con ciertos elementos de grandiosidad) de sí mismos. Por tanto, su funcionamiento mental es esquemático y muy subjetivo: “Yo soy bueno y los demás malos”.
Suelen ser estrictos en sus normas, se consideran rectos en su conducta (y habitualmente lo son) pero con las características propias de la rigidez: son justicieros, racionales en exceso y tremendamente normativos, con propensión a moralizar y a ser muy radicales en cuestiones de orden, siendo hipercríticos con las ideas diferentes a las suyas. Por ello, es fácil que sus relaciones interpersonales estén basadas en la subordinación (las otras personas están ubicadas por encima o por debajo de ellos) con lo que puede ser muy desconsiderados e incluso despóticos con aquellos que considerar inferiores y dóciles o incluso serviles con la autoridad.
En ocasiones la personalidad paranoide desconfía de la fidelidad de su cónyuge, sin ningún tipo de pruebas o basándose en débiles indicios como la amabilidad o cortesía en el trato que otras personas le dan a su pareja. Entonces pueden desarrollarse celos patológicos, que también vendrán explicados por el autoritarismo que desarrollan respecto a sus (habitualmente) asustados cónyuges, que intentar permanecer sumisos para no enfurecerles.
Las personas con trastorno paranoide de la personalidad suelen carecer de flexibilidad y de sintonía afectiva para relativizar los conflictos y acuden con frecuencia a los tribunales, dispuestos a hacer valer su razón formal con tozudez y beligerancia. Como son muy querulantes son capaces de dirimir (o intentar dirimir) en los juzgados el más leve incidente con sus vecinos.
Si la persona es inteligente puede manifestar ideas o teorías intelectuales, políticas o religiosas que “emplean” contra los demás. Pretenden se lógicos y racionales, pero en realidad están llenos de prejuicios y tienden a simpatizar con causas “en contra” de algo, no a favor de algo. Incluso cuando colaboran con los demás de manera constructiva lo hacen desde una posición de superioridad, exenta de afecto o empatía, con fanatismo.
Otra característica es la hipervigilancia, la tensión, su incapacidad para relajarse y parecen carecer de sentido del humor. Es difícil que tengan una intimidad de pensamiento o que hagan confidencia a alguien pues siempre temerán revelar sus puntos débiles para que “son sean utilizados contra ellos”. Con este perfil ya podemos imaginar que son incómodos compañeros de trabajo, ya que suelen intimidar o disgustar a la gente.
Dentro de la personalidad paranoide se podrían distinguir dos “versiones”:
- Personalidad paranoide afirmativa y litigante, prontos a la cólera y proclives a la acción.
- Personalidad paranoide sensitiva y sufriente
En la segunda predominan los aspectos de hipersensibilidad, rencor y el sentimiento de ser tratado de manera desconsiderada o peyorativa. Este tipo de personas es frecuente que presenten episodios depresivos que se acompañen de ideación delirante.
Causas del trastorno paranoide de la personalidad:
En realidad, no se conoce a ciencia cierta. Existen muchas teorías al respecto, aunque la mayoría de los profesionales coinciden en el modelo biopsicosocial, esto es sobre una base de factores biológicos y genéticos acontecen elementos psicosociales, y a su vez estos pueden ser
- Algún hecho fortuito que ha provocado un trauma que dificulta el normal desarrollo de la personalidad.
- En otras, se apreciará que ha existido un ambiente inadecuado para el desarrollo de un individuo.
- Y en muchas otras solo podrá atribuirse al cultivo (voluntario o no) de ciertas tendencias personales que asociados a factores de riesgo pueden desembocar en ese tipo de trastorno.
El paciente afecto de trastorno paranoide de la personalidad o acude espontáneamente al psiquiatra, salvo que sea presionado (muy presionado) por sus familiares o por circunstancias adversas. En épocas de estrés pueden tener síntomas psicóticos en general leves, y también síntomas de tipo depresivo como consecuencia de su perpetua visión de “el mundo contra mí”.
El estilo paranoide en el cine:
Dos películas clásicas reflejan con bastante fidelidad este trastorno de personalidad. Se da la curiosa circunstancia que ambas están protagonizadas por el mismo actor, Humphrey Bogart.
El tesoro de Sierra Madre (dirigida por John Huston en 1948) también es un claro exponente del trastorno que nos atañe. En esta película Bogart interpreta al mendigo Fred Dobbs, que malvive en la ciudad mexicana de Tampico en los años 20. Junto con dos socios emprende la aventura de la búsqueda de oro para salir de la miseria. El hallazgo de una importante cantidad de metal precioso en una mina despierta en Fred la desconfianza hacia sus compañeros y la sensación de que conspiran para quitarle su parte de las ganancias. Los intentos de robo por parte de bandas de ladrones incrementará la paranoia de Fred hacia sus socios, de manera que no se fiará de ellos en ningún momento y vivirá atormentado. Los terribles problemas que deberán afrontar en su viaje de vuelta desencadenarán un trágico final.
El motín del Caine es una película estadounidense de 1954, del género dramático dirigida por Edward Dmytryk, El protagonista y personaje con este trastorno de personalidad es el Comandante Philip Francis Queeg, que al mando del buque USS Caine, durante la II Guerra Mundial, impone una férrea y rígida disciplina en su tripulación. Sus oficiales se amotinan ante su posible desequilibrio psíquico y consecuentemente se verán sometidos a la corte marcial. Está basada en la novela del mismo título escrta por Herman Wouk, que ganó el Premio Pulitzer en 1952.