La lectura tiene una influencia positiva en nuestra mente y por ende en nuestra vida. Desde un plano puramente físico se ha demostrado que aquellas personas que leen de forma habitual son capaces de incrementar la conectividad de las neuronas.

Además, desde un punto de vista cognitivo, se ha demostrado que la acción de leer, especialmente literatura de ficción, aumenta la capacidad para imaginarnos el estado anímico y mental de los personajes, es decir, nos dota de mayor capacidad de empatía y comprensión por los demás.

Enumeremos pues, los beneficios de la lectura:

  1. Vivir nuevas experiencias

  2. La literatura es un simulador maravilloso de la realidad

  3. La literatura, la buena literatura, se alinea en la orilla opuesta de la concepción hegemónica del mundo. Esto es, ayuda a abrir nuestras mentes.

  4. Los libros son una compañía insustituible, especialmente en momentos de soledad.

  5. La literatura puede ayudar a prepararnos ante la frustración y el fracaso.

Quien ha visitado mi despacho sabe que en la pared que está a mi izquierda hay colgado un dibujo a pluma, cuya autora es mi persona preferida.

El dibujo nos muestra un libro abierto: la grafía de las páginas es diferentes e incluso en la última de la derecha se aprecian claramente unas notas musicales. Acercándonos vemos que también los idiomas son diferentes y diferentes son las porciones de obras que muestra cada página: hay una con un fragmento del Quijote, otra con la Teoría de la Relatividad, otra con una transcripción de parte del mito de la caverna de Platón, otra más con la Guerra de las Galias. La página musical representa quizá la partitura más popular de Beethoven, interpretada por todos los niños aprendices de concertista “Für Elise”.

Lo singular del dibujo es que algunas líneas de la escritura de este libro compendio, esto es “el negro sobre blanco” se escapa del mismo cual zarcillos de una enredadera que quisiera colonizar nuevos muros o troncos de árboles y llenarlos de flores, aroma y color.

Mi hija Anna lo dibujó a sus dieciséis años, era un trabajo escolar de primero de bachillerato y el tema que les habían propuesto era “dibujar un contenedor”. Y, tal como nos explicó, jugando con el sentido de las palabras se le ocurrió que un libro era un contenedor de conocimiento, de cultura, de sensaciones, de distracción, de sueños, de sentimientos, de ciencia… pero que no era simplemente el objeto que los contenía, sino que era el vehículo por el que todo ello llegaba a otras mentes, a otras personas, para que florecieran nuevas ideas, nuevas obras, nuevas sensaciones, nuevos conocimientos…

Mañana 23 de abril es quizá uno de los días más hermosos de mi ciudad, que se teñirá de rojo. Y lo que contengan esos libros que regalamos y nos regalan nos envolverán de historias, risas, tragedias, comedias, intrigas o reflexiones, como el aroma perdido de las flores.

Sant-jordi-nens

Dragones, princesas y caballeros enamorados de la vida pasearán por las calles enarbolando como únicas armas rosas y libros…  libros y rosas.