La esperpéntica política de nuestro país pone a veces en el candelero algún trastorno psíquico para explicar alguna conducta no claramente explicable. En la pasada semana ha sido la cleptomanía la afección de la que la prensa ha escrito.
¿Qué quiere decir cleptomanía?
El término cleptomanía fue acuñado en francés (kleptomanie) por parte del médico suizo Jacques André Matthey (1779-1842). Matthey estudió medicina en París, trabajando después en esta ciudad y en Saint-Gervais-les-Bains como médico de balneario. Publicó sus trabajos sobre el efecto de los baños en la patología médica y también sobre enfermedades mentales. En este último campo su trabajo fue influido por el de Phillipe Pinel (el mismo que desató las cadenas de los enfermos de La Salpetriérè).
En realidad, Matthey acuñó el término de “Pathomanie” para referirse a:
“la perversión de la voluntad y de las inclinaciones naturales sin lesiones aparentes de las funciones intelectuales”
que luego otro médico ilustre, Jean-Étienne Esquirol, desarrolló extensamente. Dentro de la “Pathomanie” definió también la “Kleptomanie” cuya etimología proviene del griego “klepto” (mantener oculto, hurtar) y “mania” (entusiasmo excesivo, interés o deseo irresistible). En el fondo, esta “pathomania” parece corresponder a la definición actual de los “Trastornos del control de los impulsos” de los que actualmente la cleptomanía sigue siendo un epígrafe.
¿Qué son los trastornos del control de los impulsos?
En la última “biblia diagnóstica” el DSM-5 de 2013 se considera a estos cuados bajo el apartado de trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta, lo cual hace que lo definido sea un batiburrillo de cuadros que tienen en común los problemas en el autocontrol, tanto del comportamiento como de las emociones.
Dicho capítulo incluye un cuadro que antes se consideraba exclusivo de la edad infantil como es el “Trastorno negativista desafiante”. También se considera en este grupo el “Trastorno antisocial de la personalidad” aunque después en el propio manual pasa a explicarse dentro del grupo de los “Trastornos de personalidad”, como si los redactores del DSM-5 no se hubieran puesto de acuerdo en que apartado disponerlo. El resto de los cuadros son:
- Trastorno explosivo intermitente
Que definiría a aquellas personas que sufren arrebatos impulsivos y agresivos (o bien basados en la ira) que se producen como respuesta a una pequeña provocación realizada por parte de una persona cercana.
- Trastorno de conducta
Definido a su vez por un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales de la edad… (también puede ser de origen en la infancia, aunque no exclusivo de ésta).
- Piromanía
Para aquellas personas que provocan incendios de forma deliberada e intencionada en mas de una ocasión, mostrándose indiferentes a las consecuencias del fuego para la vida y la propiedad o sentir satisfacción por el resultado.
- Cleptomanía
La reiterada imposibilidad de resistir el impulso de robar objetos, aunque éstos no sean necesarios ni para su uso personas ni por su valor monetario.
Y dos categorías residuales más para aquellos trastornos que no se encuadren en los apartados anteriores.
Volviendo a la cleptomanía…
¿Quién la padece?
Se desconoce la prevalencia de esta afección en la población general, aunque se cree que es muy baja, entre el 0,3 y el 0,6%. En estudios realizados en sociedades occidentales, especialmente en Estados Unidos, se cree que entre el 4 y el 25% de las personas que son detenidas por robar en establecimientos lo pueden sufrir. Debo hacer hincapié que la horquilla epidemiológica me parece muy amplia para que sea un dato totalmente fiable, pero en fin, eso dicen los libros. Lo qué si parece cierto, que a diferencia del resto de patologías de este grupo que son predominantemente masculinas, en la cleptomanía el número de mujeres supera al de los hombres en proporción 3 a 1.
Característica diferencial
La principal pregunta es ¿en qué se diferencia el acto de una persona que padece cleptomanía de un simple hurto o robo? Realmente, la definición no es demasiado sutil, o por lo menos, no es fácil de apreciar. Veamos, la diferencia que se describe en los manuales:
- Presencia de un incremento de la sensación de tensión inmediatamente antes de cometer el robo.
- Aparición de placer, gratificación o alivio en el momento de cometerlo.
- El beneficio de la acción en sí (o sea del robo) no está en la obtención del objeto sino en esa disminución de la tensión subjetiva. Esto los diferenciaría de un hurtador o ladrón convencional.
- Los objetos se sustraen a pesar de que pueden tener poco valor para el individuo, que podría permitirse adquirirlos.
- Normalmente no se planean los hurtos ni tampoco se tiene en cuenta la posibilidad de ser arrestado, pero a su vez suelen evitar sustraer objetos si están a la vista de algún vigilante o autoridad.
En mi vida profesional (mas de treinta años dedicándome a la psiquiatría) creo que sólo en tres ocasiones he visitado a personas que sufriera de cleptomanía, y en una de ellas me cabe la duda diagnóstica de si coexistían otros trastornos de conducta.
En el caso que he visto de forma más clara y mas reciente, la psicopatología de la persona me parecía más cercana a la de la compulsividad de un TOC (por funcionar el hecho de sustraer de forma parecida a lo que subyace en los rituales de un trastorno obsesivo, que se ejecutan para disminuir la ansiedad). No obstante, con todo y con eso, la paciente intentaba racionalizar sus acciones para explicárselas a sí misma, y en ocasiones sus “establecimientos víctima” eran de propietarios con los que parecía tener alguna “cuenta pendiente personal”.
Lógicamente, este trastorno puede provocar problemas a nivel personal, profesional, familiar y legal. A su vez, la cleptomanía puede asociarse a las compras compulsivas, así como a trastornos de ansiedad y depresivos, a trastornos de la conducta alimentaria y a otros trastornos disruptivos del control de los impulsos y de la conducta.
Esto es, cómo a veces dicen los propios pacientes:
“Qué complicadas somos las personas”
El cleptómano (1822)
Se trata de una pintura romántica de Théodore Géricault (1791-1824). Pertenece a la serie de diez retratos de pacientes internados en el psiquiátrico parisino del que ya hemos hablado, la Salpêtrière, que Géricault pintó poco antes de fallecer de resultas de un cáncer óseo.
Las pinturas se ejecutaron a instancias del psiquiatra Étienne-Jean Georget, que fue uno de los fundadores de la psiquiatría social. Este médico consideraba que la demencia era una enfermedad moderna que dependía en parte del progreso social en los países industrializados. En estas obras de Géricault consigue conferir dignidad por aquellos a los que por su enfermedad se les tenía excluidos de la sociedad, a diferencia de otras representaciones anteriores.
La obra se conserva en el Museo de Bellas Artes de Gante en Bélgica.