Ante mi asombro y enfado (por no mencionar una palabra mas gruesa) me percato que en mi blog se han colado mas de trescientas entradas sobre temas de juegos, apuestas y cosas similares. Triple enojo, por la intromisión, por la fragilidad de los sistemas informáticos que pueden hacer que se atribuyan a uno cosas que no son nuestras y por el contenido de las páginas introducidas que contenían una serie de recomendaciones nocivas sobre apuestas y juego.
En justa vindicación, desquite o venganza, voy a dedicar la siguiente entrada a la ludopatía… (después de retirar trabajosamente a las intrusas entradas) y perdón por la aliteración.
La ludopatía, llamada también juego compulsivo en los manuales diagnósticos, se describe como el impulso incontrolable de seguir apostando sin importan las consecuencias que esa conducta tenga en la vida del jugador. De hecho, apostar significa que se está dispuesto a arriesgar algo que valoras (normalmente dinero) con la esperanza de ganar algo de mayor valor (obviamente mas dinero).
Esta expectativa puede estimular el sistema de recompensa del cerebro de forma similar a como lo hacen algunas drogas, por lo que se puede generar adicción. El ludópata es aquel que hace apuestas continuamente que le llevan a perder, agotar sus ahorros y endeudarse. Normalmente se oculta este comportamiento e incluso se puede llegar al fraude o al robo para alimentar esta adicción.
Estamos hablando de una afección grave que puede destruir vidas.
Antes de hablar de los aspectos diagnósticos del juego patológico (continuará…) quiero señalar que en la literatura y en el arte hay descripciones magistrales de este comportamiento.
Fiodor Dostoievski escribió en 1886 El Jugador, novela corta sobre un joven tutor empleado de un general ruso anteriormente rico pero arruinado. La novela refleja la propia adicción del autor a la ruleta que fue en mas de un sentido la inspiración para el libro. Como curiosidad tuvo que completar esta obra un plazo muy estricto para pagar sus deudas de juego.
Parece ser que Dostoievski jugó por primera vez en los casinos de Wiesbaden en 1863, y luego por otros casinos de centro Europa. Menciona su interés por los juegos de azar en una carta que envió a su cuñada en esa época describiendo su éxito inicial:
“Por favor, no creas que, en mi alegría por no haber perdido, me estoy luciendo al decir que poseo el secreto de cómo ganar en lugar de perder. Realmente conozco el secreto: es terriblemente tonto y simple, se trata de mantenerse bajo control constante y nunca emocionarse, sin importar cómo cambie el juego.”
A pesar de su “infalible” sistema en una semana perdió todo lo que tenía, lo apostado y lo ganado y tuvo que pedir dinero prestado a su familia. El escritor se había convertido en un ludópata adicto a los juegos de casino, como sucede con el joven personaje de su historia.
Otra magistral historia acerca de las pasiones y entre ellas la ludopatía la escribió Stefan Zweig en 1927: Veinticuatro horas en la vida de una mujer.
En ella, la protagonista anciana explica su enamoramiento de un joven al que conoce en un casino. Este hombre está aquejado de una pasión infinita por el juego, veamos como se describe al personaje:
“En seguida adiviné que me hallaba ante un hombre abrumado que contenía todo su sufrimiento con la punta de los dedos para no dejarse aniquilar por él. Y en aquel instante… en el instante preciso en que la bolita fue a caer con un ruido seco en la casilla y el croupier cantaba el número…, en aquel segundo, las dos manos se separaron para abatirse aplomadas como dos bestias alcanzadas por un mismo tiro. Cayeron realmente desfallecidas, inertes, con una plástica expresión de extenuación, de desengaño, como heridas por el rayo, como una existencia que se apaga, y en forma tal, en fín, que no encuentro palabras con qué expresarlo…
… por último cogió nerviosamente una ficha, que indecisa, hizo rodar, como una ruedecita, entre el índice y el pulgar. De súbito arqueándose con un gesto felino, escupió la ficha de cien francos en el centro de la casilla negra”
Por último, mencionar dos películas en que también se apuesta, en estos casos la vida:
En The Deer Hunter de Michael Cimino (1978) narra la epopeya de tres obreros de una pequeña ciudad de Pensilvania, cuyas vidas se transforman de modo irreversible en medio de la trágica devastación de la guerra de Vietnam. Allí se les obliga a jugar a la ruleta rusa apostando a ver cuál sobrevivirá.
En Intacto, película española de Juan Carlos Fresnadillo (2001) una serie de jugadores que se consideran “afortunados” apuestan su propia vida, para apoderarse de la suerte de otros jugadores. Inquietante y excelente (como ficción, claro):
El juego compulsivo es una afección grave que puede destruir vidas. Aunque tratar juego compulsivo puede ser desafiante, muchas personas que luchan contra este han encontrado ayuda mediante el tratamiento profesional.
Productos y servicios
Bibliografía: Mayo Clinic Family Health Book (Libro de Salud Familiar de Mayo Clinic) 5.ª edición
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Síntomas
Los signos y síntomas del juego compulsivo (trastorno del juego) pueden incluir los siguientes:
Estar preocupado por apostar, como planificar actividades con apuestas constantemente, y por cómo obtener más dinero para apostar.
Necesidad de apostar cantidades cada vez mayores de dinero para sentir la misma emoción.
Intentar controlar, corregir o abandonar las apuestas y no poder hacerlo.
Sentirse intranquilo o irritable cuando se intenta dejar las apuestas.
Apostar para evadir los problemas o aliviar sentimientos de impotencia, culpa, ansiedad o depresión.
Intentar recuperar el dinero perdido apostando más (recuperar las pérdidas).
Mentir a tus familiares o a otras personas para ocultar la gravedad de la manera en que juegas compulsivamente.
Poner en riesgo o perder relaciones importantes, un trabajo u oportunidades educativas o laborales debido al juego compulsivo.
Pedirles a otras personas que te saquen de apuros financieros porque perdiste tu dinero apostando.
La mayoría de los apostadores casuales dejan de apostar cuando pierden o establecen un límite de cuánto dinero están dispuestos a perder. Sin embargo, las personas con un problema de juego compulsivo sienten el impulso de seguir jugando para recuperar su dinero, un patrón que se vuelve cada vez más destructivo con el tiempo. Algunas personas pueden recurrir al robo o al fraude para obtener dinero para apostar.
Algunas personas que tienen un problema de juego compulsivo pueden tener períodos de remisión, un período en el que apuestan menos o nada en absoluto. Sin embargo, sin un tratamiento, la remisión no suele ser permanente.
Cuándo debes consultar con un médico o profesional de salud mental
¿Tus familiares, amigos o compañeros de trabajo te han comunicado que les preocupa que juegues? Si es así, hazles caso. Dado que la negación es casi siempre una característica de la conducta compulsiva o adictiva, tal vez te resulte difícil darte cuenta de que tienes un problema.
Causas
No se comprende bien qué lleva a una persona a jugar de manera compulsiva. Al igual que muchos otros problemas, el juego compulsivo puede ser consecuencia de una combinación de factores biológicos, genéticos y ambientales.
Factores de riesgo
Aunque la mayoría de las personas que juegan a las cartas o apuestan nunca desarrollan un problema con el juego compulsivo, existen algunos factores que suelen asociarse con este:
Problemas de salud mental. Las personas que juegan compulsivamente suelen tener problemas de abuso de sustancias, trastornos de la personalidad, depresión o ansiedad. El juego compulsivo también puede estar asociado con trastorno bipolar, trastorno obsesivo compulsivo o trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Edad. El juego compulsivo es más común en personas jóvenes y de mediana edad. Jugar compulsivamente durante la infancia o la adolescencia aumenta el riesgo de desarrollar una adicción por este tipo de juegos. Sin embargo, el juego compulsivo en la población de adultos mayores también puede ser un problema.
Sexo. El juego compulsivo es más común en hombres que en mujeres. Las mujeres que juegan compulsivamente suelen empezar a jugar a una edad más avanzada y pueden volverse adictas con mayor rapidez. Sin embargo, los patrones de juego compulsivo en hombres y mujeres se han vuelto más similares.
Influencia de familiares o amigos. Si tus familiares o amigos tienen un problema con el juego compulsivo, las probabilidades de que tú también lo tengas son mayores.
Medicamentos que se usan para tratar la enfermedad de Parkinson y el síndrome de las piernas inquietas. Los medicamentos llamados agonistas de la dopamina tienen un efecto secundario poco frecuente que puede provocar comportamientos compulsivos, incluido el juego compulsivo, en algunas personas.
Ciertos rasgos de la personalidad. Ser muy competitivo, adicto al trabajo, impulsivo, inquieto o aburrirse fácilmente pueden aumentar el riesgo de desarrollar un problema de juego compulsivo.
Complicaciones
La ludopatía (adicción al juego) puede tener consecuencias profundas y duraderas en tu vida, por ejemplo:
Problemas en las relaciones
Problemas económicos, como la bancarrota
Problemas legales o encarcelamiento
Mal desempeño laboral o pérdida del empleo
Mal estado de salud general
Suicidio, intentos de suicidio o pensamientos suicidas
Prevención
Aunque no se ha demostrado que exista una forma de prevenir la ludopatía, los programas educativos dirigidos a las personas y los grupos con mayor riesgo pueden resultar de utilidad.
Si tienes factores de riesgo de sufrir ludopatía, considera la posibilidad de evitar las apuestas de todo tipo, las personas que apuestan y los lugares donde estas se realizan. Busca tratamiento ante el primer signo de un problema para ayudar a evitar que la ludopatía empeore.
Diagnóstico
Si reconoces que puedes tener un problema con el juego, habla con el proveedor de atención médica sobre una evaluación o busca ayuda de un profesional de la salud mental.
Para evaluar tu problema con el juego, es probable que el proveedor de atención médica o el profesional de salud mental haga lo siguiente:
Haz preguntas relacionadas con tus hábitos de juego. El proveedor de atención médica también puede pedirte permiso para hablar con familiares o amigos. Sin embargo, las leyes de confidencialidad impiden que el proveedor de atención médica proporcione información sobre ti sin tu consentimiento.
Revisa tus antecedentes médicos. Para algunas personas, ciertos medicamentos pueden tener un efecto secundario poco frecuente que provoca comportamientos compulsivos, lo que incluye comportamientos de juego. Un examen físico puede identificar problemas de salud que a veces están asociados con el juego compulsivo.
Haz una evaluación de salud mental. Esta evaluación comprende preguntas sobre los síntomas, pensamientos, sentimientos y patrones de comportamiento relacionados con tu problema con el juego. Según tus signos y síntomas, es posible que te evalúen para detectar trastornos de salud mental que a veces están relacionados con el juego excesivo.
Tratamiento
El tratamiento del juego compulsivo puede ser desafiante. Eso se debe, en parte, a que a la mayoría de las personas les cuesta admitir que tienen un problema. Sin embargo, una parte importante del tratamiento consiste en reconocer que eres un jugador compulsivo.
Si tu familia o tu empleador te presionaron para que hicieras terapia, es posible que te resistas al tratamiento. Tratar un problema de adicción al juego puede ayudarte a recuperar la sensación de control y, posiblemente, a sanar las relaciones o finanzas dañadas.
El tratamiento para el juego compulsivo puede incluir los siguientes enfoques:
Terapia. La terapia conductual o la terapia cognitivo conductual pueden ser útiles. La terapia conductual usa un proceso de exposición al comportamiento que quieres desaprender y te enseña habilidades para reducir tu impulso de jugar. La terapia cognitivo conductual se enfoca en identificar creencias negativas, irracionales y poco saludables, y las reemplaza por otras positivas y saludables. La terapia familiar también puede ser útil.
Medicamentos. Los antidepresivos y los estabilizadores del estado de ánimo pueden ayudar a tratar los problemas que a menudo acompañan al juego compulsivo, como el trastorno bipolar, la depresión o la ansiedad. Algunos antidepresivos pueden ser eficaces para reducir el comportamiento de juego. Los medicamentos llamados antagonistas de narcóticos, que son útiles para tratar el abuso de sustancias, pueden ayudar a tratar el juego compulsivo.
Grupos de autoayuda. Algunas personas descubren que hablar con otras personas que tienen problemas con el juego puede ser una parte útil del tratamiento. Pídele al proveedor de atención médica o proveedor de atención de salud mental recomendaciones sobre grupos de autoayuda, como Jugadores Anónimos, y otros recursos.
El tratamiento para el juego compulsivo puede incluir un programa para pacientes ambulatorios, un programa para pacientes internados o un programa de tratamiento residencial, según tus necesidades y recursos. Los tratamientos de autoayuda, como los programas estructurados basados en Internet y las visitas telefónicas con un profesional de la salud mental, pueden ser una opción para algunas personas.
El tratamiento para el abuso de sustancias, la depresión, la ansiedad o cualquier otro problema de salud mental puede ser parte del plan de tratamiento para el juego compulsivo.
Relapse prevention
Incluso en tratamiento, es posible que vuelvas a jugar, especialmente si pasas tiempo con personas que juegan o estás en entornos de juego. Si sientes que vas a empezar a jugar de nuevo, ponte en contacto de inmediato con tu proveedor de salud mental o con tu consejero para evitar una recaída.