Trastorno histriónico de la personalidad
Desde 1980, en los manuales diagnósticos al uso, desapareció el término de histeria, o el de neurosis histérica, siendo sustituida la nomenclatura por la de una serie de trastornos, entre ellos:
- Trastornos somatoformes
- Entre ellos, especialmente el trastorno de conversión
- Trastornos disociativos
- Amnesia pscógena
- Fuga psicógena
- Personalidad múltiple
- Trastorno de despersonalización
- Trastorno histriónico de la personalidad
Hoy en día, ni siquiera se utilizan todas estas categorías aunque sigue vigente la definición de la personalidad histriónica.
Esta se caracteriza por un patrón de conductas excesivas de búsqueda de atención, que generalmente se inicia en el final de la adolescencia o en la edad adulta temprana.
El rasgo esencial de la conducta es la teatralidad (de aquí el epíteto histriónico), reactiva e intensamente expresada, que suele condicionar -para mal- las relaciones interpersonales.
Para estas personas, los estímulos menores dan lugar a una excitabilidad emocional, tal como explosiones violentas e irracionales de enfado, incluso ira, o pérdida de control. Los individuos que presentan esta alteración tienen un ansia de estimulación, de novedades y excitación y rápidamente pueden aburrirse con la rutina normal.
En las relaciones interpersonales inicialmente pueden ser consideradas como hipócritas o faltas de autenticidad, aunque superficialmente puede ser atractivos y encantadores. Pueden hacer amistades rápidamente, pero a partir del establecimiento de la relación en esta se pueden tornar exigentes, egocéntricos y desconsiderados.
Con mucha frecuencia, no ven su propia situación personal de manera realista, sino que dramatizan y exageran sus dificultades. Sus emociones pueden cambiar rápidamente y presentan una capacidad disminuida para reconocer las emociones de los demás.
Este trastorno se asocia con extraversión, una menor tolerancia a la frustración o retraso en la gratificación. Las personas con trastorno histriónico de la personalidad tienen mayor deseo de aprobación social, siendo vulnerables a la adicción a las redes sociales. Pueden disfrutar de situación en las que son el centro de atención, por el contrario, sentirse incómodos cuando la gente no les presta atención.
Los individuos que presentan esta alteración tienden a ser impresionables y fácilmente influidos por los caprichos. Son aptos para confiar abiertamente en los demás, al ser sugestionables y muestran una respuesta inicial positiva a cualquier autoridad enérgica que ellos consideren que puede provocar una solución mágica para sus problemas. Aunque adopten convicciones de una manera enérgica y fuerte, su juicio no está basado en firme, dejándose llevar por pálpitos y corazonadas.
Diversidad de conductas histriónicas
La conducta de las personas con trastorno histriónico no siempre es similar, aunque el objetivo o necesidad es la llamada de atención para conseguir el afecto y aprobación de los demás. Normalmente siempre son llamativas, pero pueden diferenciarse entre sí en la forma de presentación:
- El histrionismo infantil, conductas propias de la infancia como rabietas o conductas descontroladas o ataques de rabia.
- El histrionismo complaciente, en este caso la persona ser muestra complaciente con los demás e incluso servil, para lograr la aprobación del entorno, suele asociarse a una baja autoestima.
- El histrionismo antisocial, en el que predominan las conductas poco sinceras e incluso con cierto cálculo. Pueden mostrarse muy rencorosos y están a la búsqueda del conflicto a través del cual se consigue la atención.
Comorbilidad o sintomatología asociada:
Las personas con estas características de personalidad a menudo experimentan períodos de intensos estados anímicos, entre una satisfacción extrema o estados de ánimo disfóricos, por lo general relacionados con cambios obvios en circunstancias externas, como puede ser la ruptura de una relación sentimental.
Por esta hiperreactividad emocional, pueden aparecer síntomas de depresión, ansiedad en cualquiera de sus formas, trastornos somatomorfos e incluso trastornos por uso de sustancias, que pueden ser utilizadas como “remedio” a un malestar emocional ante la dificultad en gestionar sus propias emociones negativas.
Asimismo, sus rasgos caracteriales de tipo “excitable” les posibilitan para compartir otros cuadros patológicos de personalidad, como la personalidad antisocial, dependiente, límite o narcisista.