Conocemos como esquizofrenia a la enfermedad mental grave que produce un amplio abanico de disfunciones de pensamiento, percepción, emocional y de conducta.

La esquizofrenia se engloba dentro del grupo de los trastornos psicóticos, siendo el más frecuente de ellos. En psiquiatría, cuando hablamos de psicosis o trastorno psicótico, hacemos referencia a un cuadro clínico en el que la persona que lo padece pierde el contacto con la realidad.

La evolución de los pacientes puede ser muy diferente entre sí, pero sin tratamiento reviste un carácter de deterioro grave. Tanto por esta circunstancia como por el hecho de que afectaba a personas jóvenes fue llamada “demencia precoz” a mediados del siglo XIX (Kraepelin). 

                                                                                          esquizo Kraepelin

Más tarde se le denominó esquizofrenia (que etimológicamente significa mente escindida) término que puede generar bastante confusión como si habláramos de una “personalidad múltiple”, aunque no es así. No obstante, se ha mantenido la denominación hasta hoy. En realidad, el psiquiatra que así la denominó (Bleuler, 1911) se refería a la disgregación de la vida psíquica a la que se veían abocados los pacientes. Pensemos que en esa época no existía ningún tratamiento para la esquizofrenia.

                                                                                                esquizofrenia Bleuler03_460x345

La prevalencia-vida de la esquizofrenia generalmente se ha estimado en el 1% de la población general, al margen de la raza, cultura o sexo, siendo la edad de inicio entre los 18 y los 25 años como promedio. No obstante, revisiones más recientes han definido un riesgo inferior (entre el 4 y el 7 por mil) y con distintas estimaciones de prevalencia entre países, siendo menor en aquellas sociedades consideradas menos desarrolladas. A pesar de que afecta de igual manera a hombres y a mujeres, la edad de inicio en éstas es algo más tardía, se especula que porque la influencia estrogénica retrasa la aparición de los síntomas iniciales.

Los reyes de Baviera:

                                                                                                       Ludwig_and_younger_brother_Otto

Los hermanos Ludwig y Otto von Wittelsbach fueron los únicos hijos del rey Maximiliano II y de María de Prusia.  Ambos fueron reyes de Baviera en el siglo XIX, y ambos tuvieron un trágico destino ya que los dos hermanos sufrieron esquizofrenia.

El hermano mayor, Ludwig (1845-1886) fue conocido como «el Rey Loco», era un apasionado de la música y de las leyendas tradicionales alemanas, por lo que para vivir «en su mundo» hizo construir varios castillos, verdaderos paraísos artifiales: Linderhof,  Herrenchiemsee y  Neuschwanstein (este último famosísimo, uno de los monumentos más visitados y que además sirvió de inspiración a Walt Disney para el castillo de Blancanieves en Disneyland). También fue el principal mecenas del compositor Richard Wagner. 

esquizo coronación Luis II

La vida excéntrica del Ludwig II, su escasa preocupación por las tareas de gobierno y su extraña personalidad condujeron a que el gobierno junto con su tío Leopold solicitaran un dictámen médico. Se encargan de ello los doctores Hagen, Grashey y Hubrich, encabezados por el Dr Gudden. Y aquí entra la polémica, especulándose que fuera una maniobra política, ya que para elaborar el dictamen se basaron en testimonios del personal a su servicio  que afirma que el rey sufría alucinaciones, oía voces que nadie oía y hablaba sólo, además de tener extrañas fantasías.

Lógicamente, a día de hoy no podemos saber si Luis II padecía delirios o alucinaciones, pero su conducta (me refiero a su conducta como rey) dejaba mucho que desear: sus crecientes deudas, que estaban afectando seriamente a las finanzas del estado y de toda la familia real. Luis era como mínimo un administrador deficiente, que no dudó en equipar suntuosamente sus inacabados castillos o en ejercer como mecenas derrochador de músicos y artistas que, como Wagner, recreaban la mitología romántica alemana. Por otra parte, el rey vivió gran parte de su reinado apartado de la corte, sin participar activamente en las tareas de gobierno. Todo ello le confería una imagen de ineficacia y abandono de sus deberes, que justo con su extravagancia en nada le favorecía. 

El Dr. Bernhard von Gudden (1824-1886) se doctoró en la Universidad de Halle, también había sido profesor de psiquiatría en Zurich y posteriormente en Munich, realizó muchas importantes contribuciones en neuroanatomía y entre sus discípulos destacó Emil Kraepelin.  Bernhard_von_Gudden

Gudden afirmaba en su informe:

«Su Majestad sufre una avanzada forma de enfermedad mental conocida como Paranoia y debe ser considerado incurable… es incapaz de gobernar»

Este informe data de  marzo de 1886, y efectivamente, en ese momento,  no se disponía de ninguna cura para los síntomas psicóticos. El rey fue trasladado al castillo de Berg, cerca de un lago, donde quedó confinado y a cargo del Dr. Gudden. El 13 de junio de ese mismo año, hacia las seis de la tarde el ilustre enfermo y su psiquiatra fueron a dar un paseo por los alrededores del castillo… del cual no volvieron. Por la noche, los cuerpos de Ludwig II y del psiquiatra fueron hallados flotando en las aguas poco profundas del lago Stamberg, a solo unos veinte metros de la orilla. Se especula que Ludwig quiso suicidarse y los intentos del doctor para impedirlo acabaron en su ahogamiento. El rey era una persona fuerte, medía más de 1,90 m y además era un excelente nadador. 

Tras la muerte de Ludwig, sin descendencia, el trono recayó sobre su hermano menor Otto (1848-1916).

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Sin embargo, este príncipe ya había dado muestras de padecimiento mental desde su primera juventud… en concreto, Otto I ha sido uno de los pocos casos documentados en la historia de cinantropía, esto es, un trastorno por el cual quien lo padece cree ser un perro. El nuevo rey fue confinado en otro castillo (Fürstenried) también con supervisión médica, por lo que su tío Leopoldo mantuvo la regencia, y posteriormente su primo Luis fue nombrado rey cuando en 1913 una disposición en la constitución de Baviera incluyó la incapacidad mental como causa de inhabilitación para el ejercicio de la monarquía.