En nuestro afán de denominarlo todo, se ha llamado “nomofobia” al miedo irracional a no tener nuestro teléfono móvil a nuestra disposición y el grado de ansiedad y malestar excesivo que se puede sufrir cuando este dispositivo no está operativo y la persona sabe que está “desconectada” por un tiempo (falta de batería, de cobertura, no acceso a wi-fi, o simplemente olvido).
Algunas veces cuando voy a buscar a algún paciente en la sala de espera, puede ver una escena curiosa. Tres o cuatro personas mirando atentamente al smartphone que tienen entre las manos. La escena me recuerda vagamente a las religiosas del cole de mi infancia, misal en mano, oían la misa o algún oficio religioso. De hecho cuando hice la primera comunión también tuve un misalito, con un forro blanco de moaré… ahora tengo un «teléfono inteligente», es casi del mismo tamaño y lleva una funda muy chula en color rosado. Tempus fugit…
No pretendo ser irrespetuosa con las creencias de cada cual, y mucho menos con las de aquellas personas que con paciencia infinita me enseñaron a escribir, leer, pintar sin salirme de la raya, caligrafía –inglesa, redondilla y gótica-, tablas de multiplicar, los afluentes de todos los ríos de la península ibérica, y un largo etcétera de conocimientos que los pedagogos de hoy en día parecen desdeñar y a mí todavía me parecen útiles. Tempus fugit… de nuevo.
En fin, lo que sí es bien cierto, que aunque la nosofobia no haya alcanzado todavía categoría diagnóstica, pasamos un montón de tiempo pendientes de ese aparato, del teléfono en sí mismo, de las aplicaciones de whatsapp y sus innumerables grupos, de las redes sociales, de vídeos, de juegos, de la prensa on.line, vaya el mundo externo en nuestras manos, al instante, apretando un botón, en sentido literal y figurado.
¿Qué efectos negativos supone ser “adicto” al móvil?
- Pérdida de la atención y la concentración en nuestros estudios o en nuestro trabajo. Muchos adolescentes y niños realizan sus tareas escolares mientras están atentos a su móvil… y no precisamente consultando algo académico. Podríamos decir que a los jóvenes les llama lo inmediato, pero no, hay muchos adultos que en sus horas laborales están enganchados a sus grupos de whatsapp y a otras redes sociales.
- Aumento de la peligrosidad si conducimos un vehículo (obvio) y en general si deambulamos, si vamos en bicicleta, patinete o somos peatones también disipamos nuestra atención y nos ponemos en riesgo.
- Pérdida de interés por las relaciones sociales presenciales. Si, resulta gracioso si no patético, ver a un grupo de gente sentada en una terraza de un bar, tomando cañas o lo que sea, y cada uno atento a su móvil y no haciendo caso de los otros.
- Pérdida de la noción del tiempo, empeoramiento del ritmo sueño-vigilia si se utiliza (y cuanto) en horas próximas al sueño.