Un gran problema para tratar otro problema
La prevalencia de la patología de ansiedad es muy elevada, ya lo he mencionado en otros escritos. Se cree que en torno a un 7 u 8% de la población presenta trastornos de ansiedad en un momento dado, y que a lo largo de la vida, la prevalencia es de entre el 15 y el 25% de la población general (de los que sólo la cuarta parte recibe tratamiento).
Ya sabemos que hay muchas formas distintas de presentación de los cuadros de ansiedad, a destacar:
- Trastorno de ansiedad generalizada
- Trastorno de pánico
- Agorafobia, con o sin trastorno de pánico
- Fobias simples
- Fobia social
- Trastornos por estrés
- Agudo
- Postraumático
No obstante, aunque los cuadros obsesivos se han “desgajado” de los llamados trastornos de ansiedad y ostentan epígrafe aparte, en todos ellos existe un fuerte componente de la sintomatología ansiosa.
Lo mismo sucede con buena parte de los llamados “Trastornos somatomorfos”, en especial, el cuadro de “Hipocondría” en el que el miedo a enfermar o a sufrir una enfermedad es el punto nuclear de la patología.
Además de todo el sufrimiento que pasa el paciente con un cuadro de ansiedad, corre el riesgo de tener otras patologías comórbidas. Se ha estudiado especialmente la elevada asociación entre los distintos trastornos de ansiedad y los trastornos por uso de sustancias.
Las conclusiones de estos estudios nos indican que casi el 25% de los pacientes con trastornos de ansiedad padecen un trastorno por uso de sustancias comórbido (especialmente el diagnóstico de abuso o dependencia del alcohol, será el que más nos encontraremos). Pero también el abuso o dependencia a otras drogas (la segunda en el ranking es el cannabis).
El con
sumo de estas sustancias se realiza en un intento de aliviar los síntomas… Casi todo el mundo conoce la experiencia del efecto relajante de una pequeña cantidad de alcohol tras un día ajetrea
do o estressado.
También, el mismo alcohol en un primer efecto proporciona una sensación e alegría, discreta euforia y desihibición, por lo que en muchas ocasiones un paciente que experimente fobia social puede utilizar esta sustancia para “lanzarse” y ser más abierto con sus congéneres.
Un ejemplo de este (aunque perteneciente al mundo de ficción) es el mutismo selectivo que presenta el personaje de Rajesh Koothrappali, coprotagonista de la serie cómica norteamericana 
“The Big Bang Theory”. Rajesh, de profesión astrofísico, es muy tímido con las mujeres y solo puede entablar conversación con ellas cuando ha consumido alcohol (o cree haberlo consumido), por eso lo utiliza cuando tiene que dirigirse a una de ellas. Se ha sometido a diversos tratamientos para curar dicho mutismo, que le producían efectos secundarios y uno de ellos fue exageradamente eficaz.
Por suerte para Raj, los guionistas de la serie se apiadaron de él y en el último episodio de la sexta temporada, consigue hablar con sus amigas Penny, Bernardette y Amy sin necesidad de alcohol, a consecuencia del gran impacto emocional que le produjo un desengaño amoroso.
Sin embargo, en la vida real no suelen funcionar los “guionistas” externos o las curaciones por otro trauma, por lo que los pacientes que padezcan ansiedad reciben la ayuda adecuada para su mal, ya que la solución del consumo de sustancias incide en tener un problema mayor.
