He leído un artículo acerca de “las preguntas más frecuentes en una consulta psiquiátrica”. Y no sólo estaban las preguntas, sino también las respuestas que se daban. Se trataba de una ponencia en un congreso de la Asociación Española de Psiquiatría Privada. El título en sí me ha recordado a una película de Woody Allen del lejano 1972.
He leído con detenimiento el artículo, preguntas y respuestas, y ahí van las mías (mis respuestas) que aunque no contradicen las del artículo, sí que son algo diferentes o quizá matizadas.
Destaco en esta entrada dos de ellas, que me parecen de mayor importancia cuando nos referimos a la práctica de mi especialidad, éstas son:
- ¿Alguna enfermedad mental se cura o todas son crónicas?
- Los fármacos psiquiátricos ¿pueden cambiar la forma de ser de una persona? (será objeto de una entrada posterior)
Primera pregunta:
¿Alguna enfermedad mental se cura o todas son crónicas?
En el artículo citado, a esa pregunta se le da una respuesta indirecta:
“Lo importante es buscar ayuda profesional y cumplir el tratamiento, también cuando uno ya se siente bien. El cumplimiento es clave independientemente de la fase en la que se encuentre la enfermedad, y cuanto antes mejor (….y sigue)”
Mi respuesta: En primer lugar una aclaración, mejor dicho dos.
La primera es que no me gusta el término de “enfermedad mental”. Las enfermedades mentales abarcan una amplia variedad de trastornos, de características muy distintas. Se manifiestan como alteraciones de los procesos de conocimiento y razonamiento, de la conducta, del criterio de realidad, de las emociones y de las relaciones con otras personas, dentro de lo que se considera normal en el grupo social de referencia del individuo afectado.
Así, y en función del modelo de enfermedad, en Psiquiatría no diagnosticamos “Enfermedades” aunque si “Trastornos” (que es una traducción del concepto inglés de “Disorder”), y así lo recogen los sistemas clasificatorios más usados, incluyendo el de la OMS. Además el término “enfermedad mental” puede llevar a estigmatización, ya que con otras palabras parece hacer alusión al término “locura”, con lo que no me gusta para nada el epíteto «enfermedad mental», incorrecto en cuanto a la nosología y con un indudable aire vejatorio.
Pues bien, y redundando en ello, aunque les pongamos una etiqueta como “Trastorno” lo que los psiquiatras tratamos es a personas que están sufriendo por causas psíquicas. Y normalmente, estas causas son debido al resultado de una compleja interacción entre los factores biológicos, sociales y psicológicos del sujeto.
La segunda aclaración era por el concepto “cronicidad”, concepto que puede también ser interpretable. Si ojeamos nuestros manuales psiquiátricos clasificatorios, hablamos de cronicidad en muchos diagnósticos cuando se han cumplido un cierto tiempo en que la dolencia ha acompañado al paciente: seis meses en algunos casos, en otros hasta dos años.
Para Hipócrates (nos hemos ido un poco lejos, verdad) la cronicidad tenía que ver con la evolución natural de la enfermedad, es decir, como se iba manifestando la enfermedad sin intervención médica ninguna, y se hablaba de cronicidad, si la enfermedad acompañaba al paciente a lo largo de su vida. Sin embargo, y seguramente a partir del siglo XIX, cronicidad alude a incurabilidad, esto es, la ciencia médica nada puede hacer frente a esa enfermedad.
Con lo cual, cuando se nos pregunta por la cronicidad, habría que matizar que nos quieren preguntar, si la enfermedad persiste o persistirá a lo largo de la vida del paciente, y si esta es incurable. Puede parecer lo mismo, pero en realidad no es así.
Con ambas aclaraciones vuelvo a la pregunta inicial:
-
¿Alguna enfermedad mental se cura o todas son crónicas?
De momento, y con el nivel de conocimientos actual, “crónico, de por vida” son muchos de los diagnósticos que manejamos ¿por qué no reconocerlo?
Cuadros clínicos como la Esquizofrenia, el Trastorno Esquizoafectivo, el Trastorno Bipolar y algunos cuadros depresivos como el Trastorno Depresivo Mayor recurrente, una vez eclosionados pueden “acompañar al paciente de por vida”, al menos con los conocimientos actuales, ya que existen pruebas que confirman la implicación de factores genéticos en determinados trastornos psiquiátricos. Hasta la fecha se han identificado más de ciento treinta genes (con más de doscientas variantes) que se asocian a mayor riesgo de sufrir los diagnósticos citados más arriba.
Sin embargo, y a diferencia del concepto decimonónico de “incurabilidad” como “nada que hacer” ante la enfermedad, la ciencia médica ha avanzado lo bastante para ofrecer a estos pacientes un arsenal de recursos terapéuticos que en el peor de los casos aliviarán enormemente su padecimiento, y en el mejor, les permitirá llevar una vida totalmente normal, encontrándose asintomáticos de su trastorno.
En el otro extremo se encontrarían aquellos trastornos que producen una alteración sintomática, o bien producto de algunas características de temperamento o personalidad del paciente o también por una reacción (obviamente desadaptativa) frente a acontecimientos -pasados o actuales- de su entorno. En estos casos, aunque puedan parecer más leves, también podemos encontrarnos elementos de mantenimiento del malestar, que en muchas ocasiones parecen ajenos al propio paciente.
Quizá esta respuesta se puede considerar pesimista, pero creo que es honesta y no necesariamente negativa. Imaginemos a una persona que sufra diabetes,o hipotiriodismo, y que no siga la dieta propuesta por su médico, ni la medicación que le es imprescindible para mantener unos niveles metabólicos adecuados. Estamos de acuerdo que tenderá hacia la cronicidad (entendida como sufrir síntomas permanentemente) y vivirá con sufrimiento y limitaciones. En cambio, seguro que todos conocemos a personas que, con estas u otras enfermedades crónicas, llevan una vida plena. De acuerdo, podéis objetar que la diferencia es que en los padecimientos psíquicos el grado de malestar no se refleja en una analítica, pero no por ello dejan de ser padecimientos, y se ha comprobado la eficacia de los tratamientos para las mismas, ya que los trastornos mentales existen, haya un papel o no que lo corrobore.
Y estas «enfermedades mentales» (parafraseando la propia pregunta) pueden curarse , en la medida que se puede alcanzarse una notable calidad de vida, no olvidemos que el concepto de salud no es dicotómico (salud/enfermedad) sino que según la reformulación de la propia OMS:
«La salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades».