Aunque el llanto sea considerado uno de los principales (si no el principal) indicador de aflicción, el hecho de llorar no implica que la persona que lo hace esté padeciendo un cuadro depresivo.
Y esto no lo digo yo, lo dicen sesudos investigadores de la Universidad de Stanford, cuyo estudio demostró que aunque en los cuadros depresivos agudos la tristeza que experimenta la persona puede traducirse fácilmente en llanto, no ocurre así en los cuadros depresivos crónicos, en los que disminuye este signo emocional. De hecho, en la clínica es muy frecuente que el paciente con depresión nos diga:
“Ahora ya no puedo ni llorar”.
¿Cuál es la función del llanto?
Las crías humanas, adorables bebés, lloran con facilidad: cuando tienen hambre, sed, frío, dolor, miedo o sueño… Todos los padres lo saben. Los niños pequeños también lloran, por esas causas y muchas otras, casi siempre, cuando desean algo o bien cuando no desean hacer algo…
Parece claro que antes de la expresión con palabras y el dominio del lenguaje oral, el llanto es la forma de comunicar que algo necesitan y es posible que también sea la manera de expresar un malestar. Por tanto, parecería cumplir una función adaptativa de supervivencia y de comunicación.
¿Y en los adultos?
Sabemos que el ser humano conserva la capacidad de llorar durante toda su vida. No obstante, se espera que este mecanismo se module a medida que se produce el desarrollo físico, ganando independencia y también el desarrollo emocional, estableciéndose una contención emocional. Es decir, es extraño que un adulto llore por hambre o por frío, ya que dispone de sus propios recursos para paliar esta situación. Ahora bien, ¿por malestar? Sabemos que puede producirse este tipo de llanto, ¿verdad? y no solo por malestar.
Desde una perspectiva meramente biológica, las lágrimas son necesarias para mantener una buena salud ocular (limpieza, protección a agentes externos, lubricación) pero llorar está asociado a estímulos de tipo emocional, y no solo negativos… las personas adultas pueden llorar por tristeza, angustia, frustración, dolor, pero también lo hacemos por sorpresa o alegría.
Sin embargo, todos conocemos a personas que son más propensas al llanto que otras.
¿Por qué esto es así? Según la Sociedad Alemana de Oftalmología, que ha recopilado diferentes estudios científicos acerca del llanto, en promedio, la mujer llora entre 30 y 64 veces al año, mientras que el hombre lo hace entre 6 y 17 veces. Además, el llanto femenino es de mayor duración -en promedio unos seis minutos- mientras que -también en promedio- un hombre no llorará más allá de dos o tres minutos. Curiosamente (o quizá no tanto) hasta la adolescencia no se halló diferencias entre los sexos.
Teoría acerca de la función psicoemocional del llanto
Ninguna otra especie puede derramar lágrimas por aspectos emotivos. Como consecuencia de ello, los científicos creen que el llanto es una forma de comportamiento humano especialmente complejo: está claro que hablamos de un efecto biológico, pero de tipo complejo, en el que participan funciones fisiológicas, psicológicas y sociales. También es cierto, que no existe un consenso acerca de cuál es la función de la capacidad de llorar una vez alcanzada la vida adulta.
Darwin, señaló que cumplía la función de atraer la atención… esto es lo ya mencionado anteriormente con los niños pequeños.
El fisiólogo William James que consideraba las emociones como reflejos previos al pensamiento racional, por lo que la reacción fisiológica del llanto fuera una condición para que el ser humano se hiciera consciente de emociones como el miedo, la felicidad o la tristeza.
A su vez, el bioquímico William Frey, proponía que las personas se sentían mejor después de llorar… (no es un hecho totalmente demostrado) y que ello era debido a que cuando se producía un llanto de tipo emocional en la composición de las lágrimas se detectaban cantidades de hormona adrenocorticotropa (ACTH), que está relacionada con la activación por situaciones de estrés. Con ello, preformulaba la teoría de que el llanto puede representar un mecanismo desarrollado en los seres humanos para eliminar ACTH cuando sus niveles son altos. (Lo que parece ser cierto es que es diferente la composición de las lágrimas cuando reaccionamos ante un estímulo físico de la composición de las “lágrimas emocionales”).
Otras teorías psicológicas más recientes apuntan hacia la relación entre las lágrimas y la experiencia de impotencia percibida. Sin embargo, desde este punto de vista me resulta difícil explicar el hecho de porqué una persona puede derramar lágrimas de felicidad.
El llanto sólo no es depresión
No, o al menos no solo es llanto. En muchas ocasiones, a los psiquiatras nos son remitidos pacientes porque se han puesto a llorar en la consulta de otro médico… “Quiero que atiendas a este paciente, está muy deprimido, no para de llorar”.
Hay muchas otras posibilidades al margen de la depresión por las que un paciente puede llorar. Incluso diría que puede ser casi igual de frecuente la posibilidad de llorar en cuadros de ansiedad, trastornos de personalidad o de adaptación, o cualquier otra circunstancia en la que se produzca una labilidad emocional. En cualquier caso, esa labilidad debe diagnosticarse y aliviarse con el tratamiento que corresponda.
Sin embargo, el llanto en los pacientes que presentan síntomas depresivos es desolador… no es un llanto que alivia (como en otros casos) sino más bien algo que hunde y separa más al paciente de su entorno. En otros casos, la persona que sufre depresión, se siente tan alejada emocionalmente de las cosas que no puede ni llorar. La tristeza que sufre un paciente con depresión es un sentimiento especial, no una experiencia similar a la tristeza que como seres humanos todos hemos experimentado alguna vez.
INSTRUCCIONES PARA LLORAR
“Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico, acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo…
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos”
“Historias de cronopios y de famas” Julio Cortázar