Los fumadores señalan como uno de los principales motivos por los cuales encienden un cigarrillo, la ansiedad, el nerviosismo y el estrés, ya que adjudican al tabaco un efecto relajante que contribuye a reducir la sensación de irritabilidad que el estrés genera.
Sin embargo, se sabe que el cigarrillo no alivia el estrés, sino que por el contrario, lo agrava, ya que precisamente es la dependencia al tabaco lo que genera nerviosismo que se alivia, por supuesto, con la droga que a su vez genera adicción. Por tanto la creencia de que el hábito de fumar alivia el estrés es totalmente errónea.
Después de dejar el hábito de fumar, se comprobaron menores niveles de estrés en los ex fumadores, por lo tanto, el cigarrillo no ayuda a combatir el estrés, sino que es un factor causante de este problema, pues cuando los fumadores adictos no pueden fumar, se sienten irritables, incómodos, tensos y estressados, síntomas que se alivian temporalmente con un cigarrillo, pero que desaparecerían para siempre si se lograra abandonar el hábito de fumar.
Nicotina, droga peligrosa
La principal sustancia adictiva que contienen los cigarrillos y otras formas de tabaco es la nicotina. La nicotina ocupa un tipo de receptores cerebrales para la acetilcolina (y por este motivo son llamados receptores nicotínicos). Esta ocupación de receptores genera cambios en el sistema nervioso central que llevan a la adicción. Podemos afirmar que entre el 85 y el 90% de los consumidores de tabaco son adictos a la nicotina. Como en cualquier adicción a un tóxico cuando se elimina el consumo de éste se producen unos síntomas de abstinencia, ya que el organismo se debe adaptar a la no disponibilidad de la sustancias.
Un gran número de fumadores ha intentado dejar de fumar… muchos lo consiguen por períodos más o menos largos, y muchos también recaen. Además, el fumador tienen la experiencia de sentir malestar cuando no dispone de tabaco. Hay personas que son capaces de salir a la calle en pijama y abrigo para comprar tabaco, cosa que no haría si les faltara la leche del desayuno o la sal. Por ello el adicto a la nicotina «conoce» estos síntomas de abstinencia y es teme… les teme mucho.
¿Cuáles son dichos síntomas?
En primer lugar, hay que especificar que son diferentes para cada persona que fuma, y ello depende de la cantidad de tabaco que se usa, del contenido en nicotina del mismo, del tiempo de adicción, y sobre todo de factores idiosincráticos, como las variables de personalidad del sujeto, sus hábitos y a que otros estímulos se ha asociado el consumo de tabaco. Sin embargo, algunos de los síntomas más comunes son:
- Irritabilidad, mal humor, ánimo irascible.
- Sensación de desánimo o tristeza.
- Dificultad para concentrarse.
- Sensación de inquietud o nerviosismo.
- Dificultades para dormir.
- Disminución de la frecuencia cardíaca.
- Aumento de apetito y peso.
- Deseo de fumar (“craving”).
Sin embargo, hay que aclarar que para la mayoría de las personas los síntomas no duran más allá de un par de semanas… Y los síntomas residuales van desapareciendo tras el primer mes de abstinencia, vamos a ver los más relevantes.
Tras dejar el hábito la persona puede sentirse tensa e irritable, también es posible que se muestre más intolerante con otros, y en razón de dicha irritabilidad, algo más discutidor ya que las emociones negativas más comunes asociadas con dejar de fumar son la ira, la frustración y la irritabilidad. No obstante, dichas sensaciones no suelen durar más allá de dos semanas.
En cuanto al estado de ánimo triste y depresivo, aunque siempre se describe como síntoma de la abstinencia al tabaco, creo que es poco relevante, excepto que la persona ya estuviera sufriendo un cuadro depresivo, y que en ese momento el hecho de dejar de fumar exacerbara la sensación de tristeza, o mejor dicho no pudiera servirse del alivio momentáneo de la ansiedad que representa encender y fumar un cigarrillo.
Las personas que fuman suelen tener un peso algo inferior que el que les corresponde por la ingesta que realizan. Por eso con la abstinencia del tabaco, puede producirse un aumento de peso (normalmente leve) que los sitúa en el peso normal que les correspondería. Sin embargo, en nuestra sociedad, con el culto a la imagen y a la delgadez, ciertos fumadores y sobre todo fumadoras pueden experimentar aprensión a dejar de fumar ante el temor de que se produzca un incremento de su peso y esta puede ser una razón importante que mantenga el hábito.
Por último, el anhelo de fumar puede durar bastante más tiempo, constituyendo la principal causa de recaída en la abstinencia…
“Un día, casi sin darme cuenta me apeteció un cigarrillo… y me dije, bueno solo uno”.
Este anhelo de fumar es consecuencia de:
LA ADICCIÓN
- Al fumar constantemente, el fumador se acostumbra a tener cierto grado de nicotina en su cuerpo; casi todos los fumadores han experimentado que tienen ganas de fumar al cabo de unas dos horas de haber consumido el cigarrillo anterior. (Un buen amigo mío sale disparado de la butaca del cine, a velocidad vertiginosa… para fumar en el exterior. Seguro que todos conocemos a alguien a quien le ocurre lo mismo).
- Cuando una persona deja de fumar obviamente aparece este impulso por consumir tabaco, que no es constante, va y viene. El anhelo intenso suele durar un rato, y luego cede, aunque reaparece en los siguientes días y tal vez dure semanas. Conforme van pasando los días dicho deseo imperioso de fumar ocurrirá de forma más distanciada… aunque es posible que sienta un leve impulso ocasional durante al menos seis meses. Es el tiempo de adaptación de sus receptores nicotínicos a la falta de nicotina.
- Además, muchos fumadores adictos a la nicotina son además fumadores «testimoniales» que creen mantener cierta actitud de rebeldía frente a las normas administrativas y la presión social que dificultan su consumo. Algunos se sientes «atacados» y manifiestan que no se plantean dejar de fumar. A éstos les recomendaría que pensaran si son ellos quienes piensan así, o sus receptores nicotínicos han tomado el timón de alguna decisión.
EL HÁBITO
- Pero además, no hay que olvidar que el tabaco y su consumo están asociado a múltiples situaciones, tanto sociales como personales. Algunas personas fuman mientras conducen (para distraerse) o cuando están realizando alguna actividad tediosa (a la espera de un interlocutor al teléfono); también muchos tienen asociado un cigarrillo para concentrarse en una tarea, y todo lo contrario en momentos de relajación o pausas en el trabajo… Asimismo ya hemos comentado el efecto sobre el sistema digestivo, por lo que para muchas personas es especialmente placentero el hecho de fumar tras una comida copiosa (o no tan copiosa).
- Obviamente, estar en compañía de fumadores fomenta el consumo de tabaco, que se realiza casi inconscientemente.
EL ESTRÉS
- Por otra parte, muchas personas utilizan el tabaco como ansiolítico y en situaciones de estrés o alta demanda ambiental, les puede ser más complicado eliminar el consumo. También hay que decir, que como es imposible eliminar todas las situaciones que supongan inconvenientes o contratiempos en la vida, si nos ponemos a «hilar demasiado fino» nunca será el momento adecuado para dejar de fumar.
- De todas maneras ya hemos comentados que las medidas de estrés son inferiores entre fumadores en período de abstinencia al tabaco que mientras están manteniendo el consumo.
- A su vez, hay pacientes que utilizan el tabaco en sentido contrario, como estimulante. Este consumo se ve especialmente en aquellas personas con diagnósticos psiquiátricos de patología severa.
Para aquellos que quieran animarse a dejar de fumar, un pequeño recordatorio de los riesgos del tabaco para la salud:
A mi…muchas grácias…sobrepasado por la linea de la mediana edad.
Gracias.