Esta semana, Europa y el mundo se ¿asombran? ante la invasión rusa a Ucrania. Cuando parecía que nos íbamos relajando con la pandemia un nuevo peligro, una nueva inquietud, un nuevo dolor.

Dolor y destrucción. Eso dejará la guerra. Heridos, muertos, personas que tienen que huir de sus casas con apenas la maletita que te dejan subir a los aviones, personas que permanecerán en sus casas por arraigo o por que no les queda otra. Miedo y desolación.  

 

Las razones de esta sinrazón quizá la analicen los expertos. Las consecuencias para la política, la economía, el orden mundial, ya se verán, aunque desde luego no serán halagüeñas.

Pero lo mas terrible es que hay millones personas sufriendo: por su vida, por la de los suyos, por su seguridad, su tranquilidad, por los suministros esenciales en medio de ese invierno ucraniano, ¿habrá comida suficiente o electricidad?  Y el terror de los bombardeos, el ruido incesante de los proyectiles de corto o largo alcance ¿importa eso si estás en peligro? Veo imágenes de edificios de apartamentos en llamas ¿pero qué objetivo militar es ese?

 

Estremece contemplar las imágenes de Kiev atacada, la hermosa capital de las cúpulas doradas. Y como dice Elvira Lindo en su artículo de El País:

«Siempre pagan los inocentes»

Si a alguien le puede interesar dejo en enlace de campañas humanitarias:

Seguro que hay mas…