El Trastorno Obsesivo Compulsivo puede presentarse en edad infantil, y puede permanecer años sin ser diagnosticar.
Esta situación diagnóstica es incluso más dificultosa para diagnósticos que se han denominado «del espectro obsesivo» (con bastante poco rigor a mi entender), como la dismorfofobia, el trastorno de acumulación, la tricotilomanía, el trastorno de excoriación; ya que todos estos han recibido muy poca atención en jóvenes.
La prevalencia del Trastorno Obsesivo Compulsivo en la población general se sitúa entre el 1-2%.
El Trastorno Obsesivo-compulsivo (TOC) forma parte de los trastornos de ansiedad. Se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones.
-Obsesiones: Ideas, pensamientos, imágenes o impusos intrusivos no deseados y que producen preocupación, culpa o vergüenza.
-Compulsiones: También llamadas rituales. Son conductas que el paciente debe realizar repetidamente para aminorar los sentimientos molestos o prevenir que algo malo ocurra.
¿Qué clase de obsesiones se dan en los niños y adolescentes?
Los niños pueden preocuparse por los gérmenes, ponerse enfermos, la muerte, que ocurran desgracias o hagan algo mal.
Existen muchos rituales diferentes como el lavado reiterativo, la repetición de acciones hasta realizarlas a la perfección, Sin embargo, estos rituales en ocasiones pueden ser semejantes a las rutinas repetitivas que tienen muchos niños en el momento de comer, a la hora de acostarse o cuando se despiden. Estas rutinas infantiles se atenúan a medida que los niños crecen.
Los pequeños que desarrollan TOC mantienen estas rutinas, o se vuelven muy frecuentes, intensas y molestas (y están realizadas para atenuar un profundo malestar) y que llegan a interferir en la actividad diaria del niño.
A diferencia de los adultos, los niños pueden no reconocer que los síntomas no tienen sentido o que las compulsiones son excesivas, aunque la vida diaria de estos pequeños puede ser tremendamente estresante.