Los pediatras están alarmados por el aumento del diagnóstico de TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y tengo que decir que a mi también me alarma esta epidemia que parece haber alcanzado a nuestros infantes. No es que no existan niños con este problema, pero si que me parece que existe un sobrediagnóstico que en ocasiones se magnifica porque los síntomas pueden estar producidos por otras causas.
En mi infancia, a partir de las nueve de la noche unos rudimentarios dibujos animados que se emitían en televisión española (la única en ese momento) nos aconsejaban que nos fuéramos a dormir. Era la familia Telerín, compuesta por un montón de chiquillos, creo que todavía puedo recitar los nombres, sin necesidad de consultar en Google: Cleo, Tete, Maripí, Pelusin, Colitas y Cuquín.
Después les fueron sustituyendo otros personajes, hasta llegar a los Lunnis, que eran más modernos y sofisticados (muppets) pero también con su canción y su estribillo recomendaban irse a descansar.
Pues bien, resulta que este bien intencionado consejo televisivo de aquella lejana época era un gran consejo. Pero las nuevas tecnologías están fulminando aquellos que predicaban los Lunnis, y compañía. Los pediatras adviertes que niños y jóvenes cada vez recortan mas horas de sueño por el uso de móviles y tablets. Esta disminución del número de horas de sueño en personas jóvenes tiene notables consecuencias para la salud y el comportamiento… hasta el punto, que cada vez hay mas profesionales que informan que se está diagnosticando de cuadros de déficit de atención con hiperactividad a personitas que en realidad solo tienen falta de sueño.
Esto es así, porque mientras que los adultos con falta de sueño manifiestan cansancio y somnolencia, en los pequeños suelen estar más hiperactivos y lo que presentan es una falta de concentración… síntomas que se pueden confundir con los del ubicuo diagnóstico de TDAH.
Realmente en consulta cada vez vemos a padres atribulados que nos indican que no pueden convencer a sus hijos para que dejen el móvil o los dispositivos que les conectan a internet fuera de su habitación. Pero, con qué ejemplo predicamos. Hace unas semanas asistí a una curiosa escena en la sala de espera de la consulta. Se visitaba una jovencita adolescente con una de las psicólogas, precisamente por un problema de “adicción a las redes sociales” y en la sala al efecto permanecían esperándola casi toda la familia: padre, madre y hermana menor… todos arrobados mirando su propio móvil, callados como muertos, no se dirigieron la palabra entre ellos hasta que a alguno se le agotó la batería y pidió un cargador para su smartphone.
El hecho de estar conectado a una pantalla que emite luz hasta altas horas de la noche hace que las células que regulan el sueño estén permanentemente estimuladas a través de la retina, impidiendo a fabricación de melatonina, hormona que favorece el dormir.
Los pediatras alertan además de otros problemas por la falta de sueño en los niños: disminución del estado de ánimo, llegando a generarse síndromes depresivos y también estados de ansiedad. Pero además, una deficiente cantidad y mala calidad del sueño está asociada a problemas de obesidad, y riesgo cardiovascular.
Por todo ello, NIÑOS a la cama y sin el teléfono ni la tablet. Bueno para su concentración y para su futura salud.