Ya comenté en una entrada anterior que un buen número de personas, el realizar su historia clínica, suelen verbalizar que se caracterizan por ser perfeccionistas, y aunque sostienen que dicho rasgo les causa problemas, suelen comentarlo con cierto orgullo porque les categoriza como personas fiables, capaces y que rinden bien. A mi modo de ver, ese adjetivo (perfeccionista) a nivel popular ha alcanzado una cualidad de algo positivo, cuando en realidad, ateniéndonos a lo que los profesionales de la salud mental entendemos con perfeccionismo, poco o nada tiene que ver con la perfección.
Por ejemplo, para Aristóteles en sus escritos sobre Metafísica atribuye tres cualidades de algo que es perfecto:
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Cuando sus cualidades lo hacen el mejor en su género.
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Lo que es completo, que no le falta nada, pero tampoco le sobra.
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Lo que ha alcanzado su finalidad natural, si esta es loable.
Entonces, ¿en que aspectos o ejecución del ser humanos hablaríamos de perfección? Si nos centramos en logros o rendimientos, podemos decir de algunas cosas (un examen, por ejemplo, o un determinado resultado) que es perfecto porque ha alcanzado su objetivo. Ahora bien, pensemos en la belleza, en el arte, en la literatura… cuanto de subjetivo hay en todos esos aspectos de a actividad humana, entonces solo podremos asignar como algo perfecto si se trata de una demostración matemática.
El perfeccionismo se define en psicología y psiquiatría como una disposición de personalidad, de carácter multidimensional, en la que se combinan unos estándares personales excesivamente altos y una autoevaluación demasiado crítica, con gran preocupación con respecto al juicio de los demás.
Este perfeccionismo lleva a las personas a interesarse en lograr ideales inalcanzables o metas poco realistas, lo que a menudo conduce a problemas de adaptación e incluso a síndromes clínicos (como la ansiedad, algunas formas de depresión y tendencia al pensamiento obsesivo y a las comprobaciones en forme de rituales).
Subtipos en el perfeccionismo:
Los estudiosos de este rasgo de personalidad han abordado diferentes cuestiones:
- Hamacheck en 1978 defendía que existen dos formas de perfeccionismo en contraste, clasificando a las personas como aquellas que tienden hacia el “perfeccionismo normal” y otras hacia el “perfeccionismo neurótico”.
- Las personas con un perfeccionismo normal estarían inclinadas en la búsqueda de la perfección sin comprometer su autoestima y obtendrían placer de los esfuerzos que llevan a cabo en la ejecución de sus tareas.
- En cambio, los que tuvieran un perfeccionismo neurótico serían propensos a luchar por objetivos poco realistas y se sentirían insatisfechos cuando no pudieran alcanzarlos.
- La investigación contemporánea apoya la idea de estos dos aspectos básicos del comportamiento perfeccionista, así como otra dimensión que sería el “no perfeccionismo”.
- Así pues, hay autores que han considerado el perfeccionismo como un constructo unidimensional (Burns, 1980) pero Hewitt en 1991 propuso que se trataba de un constructo multidimensional y ello da pie a un modelo de orden superior que incluye dos grandes dimensiones que pueden estar presentes en la conducta perfeccionista (Gotwals y cols. 2012):
- Los esfuerzos perfeccionistas, que serían aquellos aspectos asociados a un establecimiento de estándares de desempeño personal muy alto, y también los esfuerzos orientados a la búsqueda de esa perfección, generándose un efecto motivador para conseguir los objetivos.
- La segunda dimensión serían las preocupaciones perfeccionistas, entendiéndose como aquellos aspectos que llevan a la preocupación por cometer errores, el temor a una evaluación social negativa, los sentimientos que surgen cuando las expectativas de logro y desempeño discrepan y las reacciones negativas ante la imperfección.
- A raíz de este último modelo se habla de dos tipos de perfeccionismo:
- Perfeccionismo adaptativo (Haase, 2004) relacionado con el esfuerzo
- Perfeccionismo desadaptativo (Stoeber, 2011) relacionado con las preocupaciones perfeccionistas.
- No obstante, y sin querer hacer crítica de los eruditos del tema, qué difícil me parece en el ser humano separar el “hacerlo bien por si mismo o para uno mismo” y el “hacerlo bien para obtener un juicio positivo de los demás”, habida cuenta que la educación y el modelamiento de la conducta está basada en los refuerzos (positivos y negativos) que emiten las personas que nos educan e instruyen (padres, maestros, tutores, mentores… y la opinión general. ).
- Además, habremos de tener en cuenta que algunos autores sostienen que los niveles de perfeccionismo son sustancialmente diferentes en distintos ámbitos de la vida, esto es, trabajo, deporte, vida familiar, relaciones interpersonales, actividades lúdicas, consecución de objetivos, en definitiva.
Perfeccionismo y rendimiento:
El perfeccionismo se manifestará, como no, en el desempeño académico y laboral, en elementos como la pulcritud, la estética, la organización, la escritura, el habla, la apariencia física. Sin embargo, es habitual que tanto en la actividad laboral como académica la persona perfeccionista pueda tener una baja productividad o incumplir plazos ya que suelen perder mucho tiempo y energía en prestar atención a detalles irrelevantes de sus tareas, que pueden ser desde proyectos importantísimos hasta actividades cotidianas.
Se describen cinco características de los estudiantes perfeccionistas que contribuyen a su bajo rendimiento:
- La procrastinación (es decir el posponer).
- El miedo al fracaso.
- La mentalidad de “todo o nada”.
- La paralización por la búsqueda de la perfección.
- La adicción al trabajo.
En las relaciones personales, las expectativas de la persona con perfeccionismo neurótico pueden ser poco (o nada) realistas, causando una gran insatisfacción significativa para el mismo y aquellos con quien se relaciona.
En el contexto deportivo, los atletas pueden desarrollar tendencias perfeccionistas. El rendimiento físico y mental óptimo es fundamental para los deportistas profesionales, aspectos que se relacionan estrechamente con el perfeccionismo. El esfuerzo por el éxito puede verse limitado por el temor al fracaso, no olvidemos además que es un oficio que se realiza en público, y que su desempeño se mide con frecuencia mediante una puntuación o estadística.
Perfeccionismo y salud mental:
El perfeccionismo desadaptativo es un factor de riesgo para diversas patologías psíquicas como el trastorno obsesivo-compulsivo, los trastornos de la conducta alimentaria, especialmente la anorexia nerviosa, el trastorno dismórfico corporal, la ansiedad generalizada, algunos cuadros depresivos, la ideación suicida (y el suicidio), el abuso de sustancias y la depresión clínica.
También se correlacionan con problemas físicos como enfermedades cardíacas y algunos estudios han hallado que las personas con perfeccionismo de tipo desadaptativo o neurótico tienen una tasa de mortalidad más alta. Una posible razón para ello es que estas personas estarían sometiéndose al estrés constante que acompaña a la creencia irracional de que todo (y todo lo que pase por sus manos) debería ser perfecto.
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Y para finalizar un aforismo…
Si la perfección no fuera quimérica, no tendría tanto éxito (Napoleón Bonaparte)
Y una nota de humor: