Un breve repaso a la Semiología
En los próximos días, los medios de comunicación: prensa, radio, televisión y medios digitales, hablarán exhaustivamente acerca del «síndrome postavacacional»e incluso de la «depresión postvacacional» y de cómo prevenirla y afrontarla.
Creo que este término “síndrome postvacacional” es totalmente erróneo. Y todavía lo es más cuando le llamas depresión.
En Medicina, ¿qué se entiende por síndrome?
En primer lugar, explicar que la rama de la medicina cuyo objeto es describir, explicar, diferenciar y clasificar las enfermedades y los procesos patológicos se denomina Nosología.Dentro de la Nosología, hay un área específica (la Semiología) que trata de conceptos semióticos, o sea de la distinción entre síntoma, signo clínico, síndrome, trastorno y enfermedad.
Bien, pues para definir síndrome voy a ir a elementos más simples:
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Síntoma:
Es la referencia subjetiva que da un enfermo de la percepción que reconoce como anómala o causada por un estado patológico. Por ejemplo: un mareo, sentir náuseas, sentir dolor, somnolencia. Todas ellas percepciones subjetivas.
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Signo clínico:
Los signos clínicos son las manifestaciones objetivas, clínicamente fiables, y observadas en la exploración médica. Los signos clínicos son tan variables como los síntomas, con la esencial diferencia de su objetivación, diversos ejemplos: estornudo, fiebre, edema, ictericia.
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Síndrome:
Se trata de un grupo significativo de síntomas y signos que aparecen en determinado tiempo y de determinada forma. El síndrome ya se configura como entidad clínica que asigna una significación determinada a las manifestaciones que la componen.
A su vez hay que tener en cuenta dos cuestiones más:
- El síndrome puede ser plurietiológico (esto quiere decir que puede tener diversas etiologías o causas), el ejemplo más claro sería un síndrome febril, que puede estar causado por diversas infecciones o inflamación.
- El síndrome puede ser:
- Primario, cuando no está relacionado con una causa conocida.
- Secundario, cuando está vinculado con una causa conocida.
Ejemplo: El llamado síndrome de Raynaud (que es un trastorno vasomotor que afecta a las manos), puede aparecer de forma primaria (sin relación con otra enfermedad) o bien de forma secundaria, ligado a numerosas causas como enfermedades autoinmunes o hematológicas.
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Enfermedad:
La definición de la Organización Mundial de la Salud para enfermedad es: “Alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y unos signos característicos cuya evolución es más o menos previsible.
Es decir, al hablar de enfermedad estamos ante una causa subyacente o reconocible.
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Trastorno:
La mayoría de autores en nosología consideran más adecuado que en el campo de la Salud Mental se utilice el término Trastorno, especialmente en aquellos casos en que la etiología biológica no está claramente demostrada, o bien no es una causa única.
En líneas generales, definiríamos el Trastorno como “alteraciones en los procesos de razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad, las emociones o las relaciones con los demás”. Dichas alteraciones se considerarían anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo. No tienen una causa única, siendo el resultado de una compleja interacción entre factores sociales y psicológicos siendo posible identificar y tratar además alguna causa orgánica subyacente.
Entonces, ¿porqué síndrome postvacacional?
En Psicología y Psiquiatría se utiliza con mucha frecuencia la palabra síndrome para referirse a una reacción psíquica ante una situación vital. Creo que el más conocido sería el Síndrome de Estocolmo.
Recordemos, en el Síndrome de Estocolmo no existe una enfermedad o un trastorno psíquico previo, sino que es un cuadro originado por una situación ambiental en la que existe tal tensión emocional y de supervivencia que se genera un modelo de autoprotección en el que la persona que soporta esta situación (víctima) se identifica frente a quienes la crean.
Ahora bien, y aquí viene mi crítica por la superficialidad con que utilizamos el vocabulario médico, ¿creemos que el finalizar las vacaciones es una situación vital que puede provocar una reacción psíquica excepcional?
Admitamos que la mayoría de las personas prefieren estar de vacaciones que estar trabajando (sin obligaciones fijas, sin horarios que cumplir, sin preocupaciones aparentes…) Sin embargo, a mi entender el fastidio que provoca volver de nuevo al trabajo y a las rutinas no puede ser calificado de entidad clínica (ni síndrome ni mucho menos depresión postvacacional).
He leído por ahí que la vuelta al trabajo genera molestias en un tercio de la población. Molestias propias de una situación de adaptación (normalmente síntomas leves de ansiedad anticipatoria e insomnio), pero que en su inmensa mayoría son levísimas y pasajeras. En caso de prolongarse en el tiempo e intensidad nos deberíamos plantear una psicopatología subyacente previa, no generada por el fin de las vacaciones. También he leído cuales son los factores de riesgo de sufrir este «síndrome» (que si existe mayor probabilidad si las vacaciones han sido extremadamente cortas o porque que no hayan cumplido nuestras expectativas). Y por último una pléyade de soluciones para afrontar la vuelta al trabajo ¿soluciones para algo que pasará solo?
Observemos al mundo en general y nuestra situación en particular… ¿No nos estamos convirtiendo en una sociedad que se mira mucho el ombligo?