“Compruebo si he apagado el gas hasta quince veces antes de irme a la cama…”
“No puedo apartar pensamientos desagradables de mi mente”
“Tengo un gran temor a contaminare»
“Me molestan las cosas desordenadas, ordeno tanto que eso interfiere en mi trabajo”
“Repito mentalmente una jaculatoria dos o tres veces para evitar que les pase algo malo a los míos. Si me equivoco vuelvo a empezar por el principio”
“Tengo las manos en piel viva de tanto lavármelas”
“Tengo miedo de hacer daño a alguno de los míos. No quiero hacerlo, pero entonces ¿por qué lo pienso?
“No paro de darle vueltas a las cosas… es agotador”
“Después de tener una conversación, debo repasarla toda mentalmente, ya que me asusta haber dicho algo inconveniente”
“Soy incapaz de desprenderme de nada. Parece que viva en un almacén”
“No puedo salirme de mis rutinas”
“Soy incapaz de decidir cosas muy simples … puedo pasar horas antes de comprar una prenda de un color u otro”
Hasta hace poco el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) se clasificaba dentro de la patología de ansiedad. Sin embargo, sus características especiales, tanto por la gravedad, persistencia y duración del cuadro clínico han condicionado que los expertos lo clasificaran en una categoría propia.
Se calcula una prevalencia entre el 1,5 a 2,5% de la población general.
Se caracteriza por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación y conductas repetitivas que se llaman compulsiones. Estas conductas están dirigidas a reducir la ansiedad asociada.
Preguntas frecuentes
Las personas que sufren TOC pueden padecer de:
– Pensamientos o imágenes repetitivas como miedo a los gérmenes o a la contaminación, incomodidad exagerada frente al desorden, repugnancia a la suciedad, temor a realizar cosas que no quieren, temores exagerados frente a los desconocidos, conflictos con creencias religiosas, entre otros. Dichos pensamientos no son controlables por el paciente.
– Para librarse de la angustia de lo anterior realizan los mismos rituales una y otra vez tales como lavarse las manos, abrir y cerrar puertas, contar, guardar artículos innecesarios, o repetir los mismos pasos una y otra vez. Dichos actos no proporcionan placer, pero se obtiene un levísimo alivio inicial frente al pensamiento obsesivo.
Son comportamientos realizados de forma repetitiva que el paciente ejecuta para neutralizar, disminuir o hacer que las obsesiones marchen. Por ejemplo, un paciente con pensamientos obsesivos frente a la contaminación puede hacer rituales de limpieza como lavarse las manos tantas veces y de forma tan escrupulosa que se provoque lesiones abrasivas por los detergentes que utiliza.
En realidad, la persona se da cuenta de que las compulsiones son un remedio temporal, pero a falta de otra solución la realizan como una válvula de escape.
En ocasiones las compulsiones puede no ser acciones visibles sino tratarse de otros pensamientos o lenguaje interno (contar un número determinado de veces, decir una fórmula tranquilizadora o buscar un “pensamiento talismán”).
También entre las compulsiones podemos considerar aquellas conductas de evitación que el paciente realiza para tratar de eludir situaciones que podrían desencadenar la ansiedad.
Lo obvio, que persiste el malestar con las consecuentes limitaciones en la vida social y laboral, ya que el pensamiento obsesivo genera una gran ansiedad e intranquilidad interna y los rituales y compulsiones hacen que el paciente invierta una gran cantidad de tiempo al día para su realización.
Además, sin tratamiento es fácil que el TOC se combine con un estado de ánimo depresivo, una restricción social marcada y un agotamiento mental severo.